Todos los días un pensamiento para A.
Y él no entiende aún por qué lo busco, por qué necesito sus palabras.
A. me mira como se mira a los animales en el zoológico. Como se escucha maullar a los gatos. Sí, a veces me da una palmadita. A veces un poco de agua.
Y yo tengo la culpa de todo.
4 comentarios:
Entiendo muy bien esa mirada de gato maullador que se culpa a sí mismo.
Un beso,
Angélica.
«Mañana te reconoceré por eso ―dije―. Te reconoceré cuando vea en la calle una mujer que escriba en las paredes: “Ojos de perro azul”». Y ella, con una sonrisa triste ―que era ya una sonrisa de entrega a lo imposible, a lo inalcanzable―, dijo: «Sin embargo no recordarás nada durante el día». Y volvió a poner las manos sobre el velador, con el semblante oscurecido por una niebla amarga: «Eres el único hombre que, al despertar, no recuerda nada de lo que ha soñado».
-G.García Márquez-
me gusta (y me llega) este texto
A veces una palmadita nos basta para ronronear.
Un abrazo.
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