La ciudad tiembla
llega la muerte como sombra matutina
impertinente
desconcertante
súbita
abrazamos el nombre
que emerge de los murmullos
en un intento vano de regresarlo a la vida
a manera de consolación
rastreamos parentescos
pero la ausencia es un pozo dilatado
que nos ocupa y sobrepasa
el llanto no es suficiente
apenas se asemeja a la lluvia
que moja nuestra tierra
con qué dolor está impregnado el suelo
de ahí nacerá un fruto torcido y amargo
si algo nace
y no podrán nuestros hijos
sino comer las migas ennegrecidas
que se han traspuesto
aquí
donde nadie admite su culpa
la ciudad tiembla
enmascarada
a prueba de admoniciones
3 comentarios:
A-PLA-U-SOS!!!
Tal excelso como doloroso, ¿no?
Saludos!!
Interesante tu espacio.
www.jorgesolana.blogspot.com
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