26.10.06

COMPROMISO DE SOMBRAS


1
Ese hombre sería suyo -se lo juró a sí misma-,
pero el que se hizo suyo era yo.

Lo que en mí la atraía era un puñado
de palabras tempranas, indecisas, prematuras.
Lo que la trajo a mí aún no era
lo que sería yo. (Años más tarde,

tras herirnos lo bastante el uno al otro
y tras chocar duramente las palabras
con los hechos, era yo el que juraba
que ella sería mía en cuerpo y alma.

Lo que en ella me atraía era la suma
de esos fulgorcitos en una ojeada.
Lo que me trajo a ella fue el destello
efímero en una sola mirada.)

Si a simple vista quieres dintinguir
una estrela, has de mirar fijamente
al lado suyo. Sería mía en cuerpo y alma,
y la dejé.


(Stefaan van den Bremt, Compromiso de sombras)

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