10.5.12

DULCE MADRE

 

Dulce madre, no te acerques,
no quiero tu negro remolino,
tus fauces abiertas,
la crecida de tu voz que viene amenazante
con sus lúpulos de miedo,
no quiero tu trono de cavernas
ni tu reino clausurado,
tu cerco de agujas,
tu ciega dentellada en todas partes,
los costales de tu ira
azotados contra las paredes de la niebla,
no quiero destemplar mi frente
al contacto de tus aguas congeladas,
no quiero tu desolación boreal
ni tus cuchilladas geométricas de hielo.
Dulce madre, no te acerques,
las flores dormidas de tus manos,
tanto tiempo ha menesterosas
de caricias y de todo,
no quieren alisar las hebras hirsutas de mi pelo,
quieren infligirme un tirón rencoroso
que aligere tu jornada,
que te saque un poco el dardo
que llevas clavado en las vísceras maltrechas,
andas buscando quién te la pague
y no quién te la hizo,
quién responda por tu leche agria,
por tu inocencia tempranamente derramada
como un archipiélago en la mesa,
no buscas la paz insondable de mis sueños
entre sábanas y rezos,
procuras la sordina que atempere mi algaraza,
porque ya tus nervios no me aguantan,
porque tanta vitalidad te incordia,
porque tanta alegría para tu corazón menguado
es desafío,
tú no quieres que yo encienda mi bengala,
que inunde este espacio con mis luces,
que frote mi pedernal en los ijares de la noche,
lo que tú quieres en verdad, lo que te nace,
es castigarme,
aunque no encuentres alivio ninguno
ni sosiego,
aunque sólo consigas
agrandar la púrpura de tus heridas,
hundir más tus arpones en ti misma
y que un berrendo burriciego
galope sin tregua en tus entrañas.
Dulce madre, no te acerques.




                                                                    (Eudoro Fonseca)

1 comentario:

kitsanches dijo...

Parabéns pelo blog! Muito inspirador! Um abraço do Brasil! Meu blog :
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