Sólo escribo aquello que me es incomunicable, aquello que se me revela, algo que siento como presencia molesta en mi interior, aquello que brota de mi soledad, de mi incompatibilidad. escribo lo que no puedo compartir, lo que mis gestos y mis palabras no saben expresar. Aquello que se quedó enquistado en mi desesperación, algo que me violenta. No puedo pensar lo que surge, porque lo que siempre surge es lo peor de mi ser, vómito de mis abismos, de mis suicidios. Mis personajes traducen mi mal. No hay gestos reparadores en mi teatro; hay odio, perversión, resentimiento, violencia abismal. No hay primera intención de comunicar nada a nadie. Es un vómito de desesperanza, de terror, el peor de los miedos. No hay amor por nadie. Es el odio lo que alimenta mis imágenes. Son sueños, retazos de mis máximas soledades, imágenes infantiles desoladoras. Mi asma y mi encierro permanente. Mi claustrofobia de lo cotidiano. Mi ahogo de la vida. Mi temor a la muerte. Escribo porque no puedo dejar de hacerlo. Actúo porque no puedo dejar de hacerlo; no hay elección libre en mi primer momento; no hay elección en el hombre que vomita; vomita porque no aguanta lo más descompuesto de sí mismo. Es en ese mismo vómito de mi mal de donde surgen todas las imágenes, sólo puedo querer cuando me permito odiar hasta el extremo; recién allí aparecen algunos gestos que puedo distinguir como amor; amor que me hace enamorar de los personajes y mi odio ya vomitado va dejando lugar a la sorpresa, y a mí la sorpresa me produce ternura. Adoro lo que me asombra. Por eso aprendí a querer estos monstruos de personajes que inventé, porque también son hijos míos, hijos de lo peor que hay en mí.
Más tarde se me revela que no son sólo míos, sino expresión de un momento de otros seres, de la vida, de la sociedad. Sé también que vomito por muchos, que mi vómito es colectivo, pero eso lo sé sólo después, sólo mucho después.
Más tarde se me revela que no son sólo míos, sino expresión de un momento de otros seres, de la vida, de la sociedad. Sé también que vomito por muchos, que mi vómito es colectivo, pero eso lo sé sólo después, sólo mucho después.
(Eduardo Pavlovsky, Confesiones)
2 comentarios:
mi senti totalmente identificado con lo que escribes, sin mucho más que decir, felicitaciones, supistes plasmar muchos sentimientos en tu escrito. saludos.
Que intenso.
A veces me pregunto ¿porqué la gente que piensa sobre sus propias acciones, en este caso sobre el acto creador, cree que sus acciones provienen de una parte oscura?, aunque es cierto, al final, él mismo se enamora de esa "sustancia" verida sobre el mundo y termina amándola e incluso, la convierte en un "hecho social", en una especie de "aportación". Muy interesante, la verdad es que era más común leer algo existencialista que terminara en el suicidio en lugar de la comprensión y aportación.
saludos. esta es mi nueva cuenta en lugar de "el guz".
Publicar un comentario