2.8.10

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I)

En la hora del sol más alto, los nubarrones se esponjan como reyes asmáticos. Abajo, hombres anaranjados buscan escaleras para alcanzar la luz, o por lo menos unos zancos silenciosos que los eleven del cactáceo asfalto de su podredumbre.


II)
El inquisidor destripa amuletos, mueve las ruedas de su máquina: de las mangas de su disfraz cuelgan esqueletos de peces y cruces diabólicas. Un colibrí se detiene en el centro de las manecillas: el mediodía es un abuso, un martillo que clava designios en las cabezas pelonas de allá abajo.


III)
Bebes aguardiente. Nosotros caminamos hacia tu sino, una maraña de sílabas quiere ser mantra en las orejas pero luego se disuelve en percusiones prehistóricas, en el crepitar de millones de soles -o tal vez el mismo sol, millones de veces repetido-.


IV)
La muerte ronda en los puentes, en las aguas de obsidiana, en los obeliscos.


V)
La luz del Espíritu Santo es pluma en tu frente: alrededor giran planetas, moscardones y avispas, un dios colibrí meditabundo. El humo verde de tus menjurjes se eleva hacia los nubarrones: saltan acuarelas en los ojos, los arbustos caminan con pasos de sombra y el cristal de tus uñas pela el cascarón de la crisálida acuosa donde aguardamos.


VI)
No hay baile. Llega la luna de puntitas, con su manto morado y azul; detrás de ella: millones de lunas ancianas que atiborran la cúpula celeste.


VII)
Han pasado doce horas. La medianoche se cierne sobre cada una de nuestras arterias -el bálsamo añoso del bosque nos llama, no tan lejos- Huimos en tropel, lobos de lumbre, búhos de sal: seguimos tu voz en malezas y manglares hasta que tu voz es el manglar y las malezas.


VIII)
La muerte glacial ronda en los puentes, en las aguas de obsidiana. Pero esta vez la esfera escapa de sus manos y va a dar al pantano donde tienes tu casa. Estamos limpios.


(Ricardo Bernal, Medicine Man)

1 comentario:

Karla dijo...

Bernal es uno de los escritores mexicanos de la contemporeaneidad que más me gustan. Lástima que casi toda la obra que de él se conoce sea digital... sería genial tener algo de él en forma impresa.

Gracias por compartirnos su texto.