Desde el inicio de los tiempos los creadores de arte han estado presentes, nos deslumbran, regocijan, confrontan o seducen. Sus pensamientos y sus obras se convierten en puntos de inflexión de nuestras vidas, al grado que no es posible entender este modo de vivir sin la asociación con la cultura y las obras de arte que alimentan la esfera de sueños comunes y forman parte de la zona sagrada de nuestro mundo interior.
Durante muchísimos años los artistas y sus aprendices dependieron de la buena voluntad de filántropos y mecenas que, por medio de encargos y contratos personales, garantizaban la supervivencia de los talleres. Hasta hace poco tiempo era verdaderamente impensable dedicarse al estudio de la cultura de manera independiente y, los pocos que lo intentaron, conocieron las graves penurias que implicó su decisión. A pesar de ese pasado, actualmente muchos jóvenes orientan su vocación hacia los ámbitos del arte y la cultura, se preparan y desean fervientemente convertirse en artistas profesionales o en promotores culturales de tiempo completo.
Para atender esas inquietudes, hace más de una década que las instituciones de cultura mexicanas incluyeron en sus políticas culturales algunos programas que tienen como objetivo mejorar las condiciones de los creadores artísticos o culturales y les otorgan estímulos económicos a través de convocatorias públicas. Estos apoyos consisten en asignaciones económicas mensuales, cuyas cantidades varían de acuerdo con las categorías y disciplinas e, inclusive, cambian de un estado a otro, aunque todos coinciden en los procedimientos de participación y selección.
Invariablemente, el documento fundamental para participar en el proceso es un proyecto que permita a la Comisión Técnica conocer el perfil del autor, su nivel de creatividad, el tipo de obra que realizará, los resultados que pretender obtener, etcétera.
(…)
Por su parte, las instituciones federales y estatales que emiten las convocatorias se encuentran ante la obligación de entregar esos apoyos de manera justa, equitativa y transparente, por ello someten a concurso los estímulos buscando que prevalezcan condiciones similares para la selección de los proyectos, y que las convocatorias expresen con toda claridad los procedimientos para tener acceso a estos beneficios.
(…)
Los participantes no seleccionados en esos concursos suelen convertirse en los principales detractores del Programa, afirmando que los estímulos están comprometidos de antemano, que siempre ganan los mismos proponentes, que hay corrupción, sin admitir la posibilidad de que sus proyectos no fueron seleccionados debido a que estuvieron mal planeados, a que carecían de algún requisito o simplemente que sus propuestas eran de calidad inferior a las seleccionadas.
Argumentan a su favor que lo importante son los contenidos: las propuestas o las ideas verdaderamente originales y tienen razón; pero también es cierto que existe una asimetría entre la oferta y la demanda de apoyos, y que la manera más inteligente de participar en esos concursos es hacer todo lo posible por reducir al mínimo las posibilidades de ser rechazado, presentando proyectos creativos e interesantes, que contengan objetivos claros, precisos y metas bien definidas.
Diversas encuestas y entrevistas revelan que las motivaciones de los postulantes son diversas y el atractivo económico no es la única, ni la principal razón de su participación, porque la satisfacción de resultar seleccionado por un grupo de expertos o el reconocimiento que otorgan las instituciones a su obra, motivan a muchos creadores y promotores a concursar. A otros les atrae la asesoría personal de un tutor experto que, en su caso, también puede ofrecer el Programa o incluir esta distinción en su currículum artístico.
(…) la única certeza admisible es la de que si el jurado lo elige, es porque verdaderamente lo merecía.
(…)
Muchos, por comodidad, llaman equivocadamente becas a los estímulos que otorga el Programa. Beca es una pensión temporal para realizar estudios y lo que ofrece el Programa es un estímulo para desarrollarse como creador o ejecutante.
(…)
A lo largo del país, el Programa de Estímulos a la Creación y al Desarrollo Artístico ha permitido a muchos artistas cristalizar sus sueños, sus proyectos, confrontarse con el difícil mundo del arte o consolidad su vocación, al grado de que muchos de los creadores de prestigio nacional, en algún momento, recibieron apoyos de este Programa.
Durante muchísimos años los artistas y sus aprendices dependieron de la buena voluntad de filántropos y mecenas que, por medio de encargos y contratos personales, garantizaban la supervivencia de los talleres. Hasta hace poco tiempo era verdaderamente impensable dedicarse al estudio de la cultura de manera independiente y, los pocos que lo intentaron, conocieron las graves penurias que implicó su decisión. A pesar de ese pasado, actualmente muchos jóvenes orientan su vocación hacia los ámbitos del arte y la cultura, se preparan y desean fervientemente convertirse en artistas profesionales o en promotores culturales de tiempo completo.
Para atender esas inquietudes, hace más de una década que las instituciones de cultura mexicanas incluyeron en sus políticas culturales algunos programas que tienen como objetivo mejorar las condiciones de los creadores artísticos o culturales y les otorgan estímulos económicos a través de convocatorias públicas. Estos apoyos consisten en asignaciones económicas mensuales, cuyas cantidades varían de acuerdo con las categorías y disciplinas e, inclusive, cambian de un estado a otro, aunque todos coinciden en los procedimientos de participación y selección.
Invariablemente, el documento fundamental para participar en el proceso es un proyecto que permita a la Comisión Técnica conocer el perfil del autor, su nivel de creatividad, el tipo de obra que realizará, los resultados que pretender obtener, etcétera.
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Por su parte, las instituciones federales y estatales que emiten las convocatorias se encuentran ante la obligación de entregar esos apoyos de manera justa, equitativa y transparente, por ello someten a concurso los estímulos buscando que prevalezcan condiciones similares para la selección de los proyectos, y que las convocatorias expresen con toda claridad los procedimientos para tener acceso a estos beneficios.
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Los participantes no seleccionados en esos concursos suelen convertirse en los principales detractores del Programa, afirmando que los estímulos están comprometidos de antemano, que siempre ganan los mismos proponentes, que hay corrupción, sin admitir la posibilidad de que sus proyectos no fueron seleccionados debido a que estuvieron mal planeados, a que carecían de algún requisito o simplemente que sus propuestas eran de calidad inferior a las seleccionadas.
Argumentan a su favor que lo importante son los contenidos: las propuestas o las ideas verdaderamente originales y tienen razón; pero también es cierto que existe una asimetría entre la oferta y la demanda de apoyos, y que la manera más inteligente de participar en esos concursos es hacer todo lo posible por reducir al mínimo las posibilidades de ser rechazado, presentando proyectos creativos e interesantes, que contengan objetivos claros, precisos y metas bien definidas.
Diversas encuestas y entrevistas revelan que las motivaciones de los postulantes son diversas y el atractivo económico no es la única, ni la principal razón de su participación, porque la satisfacción de resultar seleccionado por un grupo de expertos o el reconocimiento que otorgan las instituciones a su obra, motivan a muchos creadores y promotores a concursar. A otros les atrae la asesoría personal de un tutor experto que, en su caso, también puede ofrecer el Programa o incluir esta distinción en su currículum artístico.
(…) la única certeza admisible es la de que si el jurado lo elige, es porque verdaderamente lo merecía.
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Muchos, por comodidad, llaman equivocadamente becas a los estímulos que otorga el Programa. Beca es una pensión temporal para realizar estudios y lo que ofrece el Programa es un estímulo para desarrollarse como creador o ejecutante.
(…)
A lo largo del país, el Programa de Estímulos a la Creación y al Desarrollo Artístico ha permitido a muchos artistas cristalizar sus sueños, sus proyectos, confrontarse con el difícil mundo del arte o consolidad su vocación, al grado de que muchos de los creadores de prestigio nacional, en algún momento, recibieron apoyos de este Programa.
(Dr. Carlos E. García Martínez,
Cómo elaborar un proyecto cultural [y no frustarse si no lo seleccionan])
3 comentarios:
Vaya, alguien ha escrito sobre eso... La mayoría lo hace por lo económico, yo lo haría. Aquí además una felicidades discretas, un abrazo.
acl
síiiiii todo es un fraude!
qué no??
FELICIDADEEEEEEEEEES!
Como dan lata las lagartijas... jeje
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