21.11.07

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No entiendo cómo todo esto sigue sin ti. Cómo es que Daniel no puede descansar sobre tus brazos. Cómo es que tanta fiesta no tiene tu risa. Cómo es que sigo llorando igual que hace seis años.
Montse. Decir que te extraño es poco. Que te necesito.
Que cada sombra que pasa espero que se acerque a mí y tenga tu rostro. Espero oírte decir: todo está bien, aquí estoy. Espero un abrazo que sobreviva al sueño.
No quiero ir a misa. No quiero ir al cementerio.
Quiero mostrarte las fotos que he tomado. Mira: esto pasó cuando tú estabas lejos, pero siempre supimos que vendrías.
Yo iría por ti si me mostraras el camino. Volveríamos a casa como quien vuelve de un paseo. Sí, que nos regañen los papás por tardarnos. Pero que los hermanos sonrían, cómplices.
Pero sabiendo estas historias imposibles, me hundo en la silla con el desaliento del anciano derrotado. Las comisuras de mis labios resbalan hasta el suelo. Caen sobre mí los años que no serán. Enmudezco.

2 comentarios:

Lu García dijo...

Estremecedor.
Te mando un abrazo

Dorix dijo...

Otro abrazo. Porque el dolor escurre y nunca se agota.