22.10.06

CIUDAD

2
No he tocado a fondo esta ciudad.
Me rehúso a meter la mano bajo su ropa:
medir la extensión de su cadera,
el largo de sus piernas,
la humedad de su boca cuando llueve.
En las horas de silencio tampoco la quiero.
Distraigo el miedo de estar a solas con ella.
Se diluye entonces la voz del camotero,
su plegaria, bajo la sonata de algún músico.
En la madrugada le suenan pulseras,
amuletos y los ademanes del ciego
antes de cruzar la calle.
Dan ganas de meterle mano. La confesión
resulta inevitable y sin embargo, sus templos
guardan a cerrojo cada impulso.


(Claudia Hernández de Valle Arizpe, Ciudad)

No hay comentarios.: