11.9.06

Otros duermen


10.
Anochece, pues.
Se cobijan, se abrazan,
cuentan sus minucias, se resignan.
Otros duermen.

Y a veces, el calor del cuerpo amado
resulta sofocante.

La espalda dolida, la ansiedad y la infección
buscan su lugar, se acometen y silban.
Alguien puede perderse así, muy fácilmente.
Entonces, ¿miedo a qué?

(Jaime Augusto Shelley, Ávidos rebaños)

1 comentario:

edilberto aldan dijo...

abrir los ojos para soñar que es posible es una forma de tomar turno en la fila donde se reparten las imàgenes del futuro